El juego


El juego está en la base, en la esencia de los contextos. Porque estos contextos sociales, estables y complementarios son actividades vitales, es decir, juegos que aprten de la intencionalidad educativa.

 

El juego es una actividad natural que sirve para disfrutar, experimentar, interiorizar y exteriorizar vivencias.

Siempre hemos pensado que expresar el mundo interior y afectivo, es importante para nuestra maduración.

 

Conecta con los intereses y motivaciones personales y propias de la edad. Conecta con la vida.

No se trata de motivar, sino que cada persona tiene sus propias motivaciones y la clave está en que el juego conecte con los intereses y permita que estos afloren.

 

Supone actividad, participación. 

En todo juego, junto a un componente de esfuerzo, existe también bienestar, satisfacción en la superación de los retos.

No es un juego competitivo, sino de cooperación. El éxito no implica el fracaso del otro

 

Lo concebimos como móvil y fin.

Pensamos que se trata de una pedagogía de móviles y de fines: el equipo docente sabe que al alumnado le gusta imitar el mundo de las personas adultas, por eso diseña un juego de imitación y lo que quiere es que a través de él, aprenda.

Todos los contextos tienen un para qué en sí mismos o en la salida exterior y este para qué es verdaderamente el móvil y el fin.

 

Es un medio de aprendizaje.

Aprender haciendo “no aprendo para jugar sino que juego para aprender”. No aprendo los números para poder comprar; compro y comprando aprendo los números y el valor de los mismos.

Es la necesidad generada a través del juego la que me mueve a aprender.

Es una forma de que adquieran gusto por el trabajo y poco a poco lleguen a descubrir el placer intelectual y disfruten de él.

 

Acoge a cada persona.

Cada cual juega su papel, su rol dentro del juego desde su forma de ser y desde el momento en que se encuentra, porque es un contexto muy diseñado pero muy amplio y muy abierto.

 

Acoge a la persona en su globalidad.

La vida es global. Creamos situaciones vitales donde el alumnado pueda vivir y ser, y porque vive aprende. Posibilita el desarrollo de aspectos disciplinares, pero siempre unidos al desarrollo de la personalidad y de las relaciones sociales.

 

Permite vivir el aquí y el ahora. 

No educamos “para el mañana” ni “para la sociedad”. Por eso reivindicamos que la escuela en sí misma es sociedad, y que estas criaturas tienen vida plena.

 

Enmarcado en un sistema abierto a través de contextos sociales estables y complementarios. 

Habla de equilibrio interactivo. Lo que se aprende no es la suma de los aprendizajes, sino que lo aprendido en uno, ayuda a desarrollar lo que posibilitan otros.

 

Permite conocer mejor al alumnado. 

El juego es un medio para que el alumnado pueda expresar el mundo interior y afectivo y por tratarse de un juego estable, el profesorado puede seguir los procesos e intervenir de manera sistemática.

 

El juego es inherente a todas las etapas de la vida.  

El juego es inherente a todas las etapas de la vida. Somos personas adultas y también jugamos. A edades más tempranas, el juego es más manipulativo, necesita más de la representación. Se puede caer en el error de que a otras edades no necesitan unos formatos tan lúdicos y caer en la trampa de quitarlos y con ello eliminar la magia del juego.

 

Tiene como única norma el límite social.

El derecho del otro, el derecho de las demás personas.

 

Es un marco de creatividad.

Se diseña con creatividad, potencia la creatividad y solo desde la creatividad se mantiene vivo.