Nuestra acción educativa se centra en cada alumno y en cada alumna, aunque esta concepción también incluye a quienes tomamos parte en esa acción, porque se refiere al concepto de persona. Cuando situamos al alumnado en el eje de nuestro hacer pretendemos que ante cualquier análisis que hagamos no perdamos de vista su desarrollo, su bien, por encima de otros intereses del profesorado, de las familias, entidades,...etc.
A cada alumno y a cada alumna lo definimos como:
Un ser global.
Con sus propios intereses y motivaciones.
Con unos esquemas conceptuales y emocionales determinados.
Y que posee su propio potencial individual.